Ahora mismo estoy repachingao en un sofá en un piso de Madrid. Hoy es Nochebuena y nos vamos a ir a cenar a la casa de mis tíos. Dentro de poco me voy a tener que ir a arreglarme, pero todavía os puedo dedicar unos minutos para contaros lo que hemos hecho esta mañana... ¡qué mañana!
A pesar de que estoy en vacaciones, hoy he tenido que madrugar. Nuestro objetivo era escalar corredores y resaltes de hielo en Peñalara. Como "sarna con gusto no pica" cuando suena el despertador doy un jarpio y en seguida me espabilo. Desayuno rápido y nos vamos al Párking de Cotos, donde hemos quedado. Allí me esperaban Fernando Lainez y Héctor, que en esta ocasión van a ser mis compañeros.
La carretera estaba peligrosa: no estaba helada porque las máquinas quitanieves estaban echando sal y de vez en cuando la niebla entraba y no se veía nada. Pero despacito y con cuidado llegamos. Empezamos a andar con -8ºC, viento norte de 30 kilómetros y, por lo tanto, sensación térmica de -15 ºC.
Subimos por un bosque de Pino Silvestre precioso por la nieve recién caída, pues ayer estuvo nevando y bien fuerte. Continuamos sin pausa pero sin prisa, pero Héctor se da cuenta de que se le habían olvidado los crampones... ¡y ya llevamos un buen trecho del camino! Fernando decide bajar a por ellos.
Mientras tanto nosotros continuamos, pero más despacio, nos paramos con frecuencia para grabarnos. Hemos quedado en una caseta que está indicada por los carteles del Parque Natural de Peñalara como "Zona de Descanso 2". Allí nos encontramos a un grupete de tres personas que habían decidido no continuar por el mal tiempo y que estaban celebrando la Navidad con una botella de vino y tupers llenos de comida. Mientras esperábamos a Fernando estuvimos hablando con ellos y nos invitan a tomar algo.
Seguimos ascendiendo progresivamente, pero ahora andar se hace bastante más duro. Desde la caseta donde hemos estado descansando no ha continuado nadie. Aunque es una zona bastante frecuentada, como el tiempo no es bueno y estuvo nevando el otro día nos tenemos que currar toda la huella, estamos completamente solos. Además, cuando sopla el viento lo hace bien, lo que provoca que la sensación térmica disminuya considerablemente.
Aunque a veces nos hundimos hasta la ingle continuamos hasta llegar a la base de los corredores que pensábamos hacer, los del Circo de Peñalara. La niebla apenas nos deja entrever los corredores de la zona que, en un día con buen tiempo, se verían impresionantes. Nos acercamos a ver cómo están, pero vemos que no merecen la pena. No hay huella abierta y la nieve está por la rodilla... unas condiciones terribles.
Mientras tanto llegan dos personas que iban a escalar a la Pared del Zabala. A pesar de las condiciones decidieron continuar. No sé si lo consiguieron o no, pero llegar hasta allí tal y como estaba la nieve no es pan comido. Por eso nosotros decidimos irnos, dejarlo para otro día. Una retirada a tiempo nunca es una derrota en la montaña. Todavía no sabemos cuando vamos a volver, pero lo haremos pronto, antes de que termine el año probablemente. Ya os avisaré.
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