Belmez, más conocido como Bermé, es un pueblo blanco cordobés de 3.373 habitantes situado sobre la falda de un promontorio calizo sobre el que está edificado su castillo de la Orden militar de Calatrava del que tenemos noticias desde 1245. El entorno donde se encuentra es inmejorable, está situado en el corazón del Valle del Alto Guadiato donde abundan las dehesas que, intercaladas con pequeñas sierras, hacen que éste sea un sitio bastante bueno para ver aves. Todo esto acompañado de buena gastronomía y todavía mejor gente. Hoy nos hemos pasado por allí.
Salimos del pueblo al nada más terminar de comer y cogemos un camino rodeado de dehesas de uso ganadero que nos llevará al paraje de Peñaladrones. El camino lo hacemos en coche a mi pesar, pero es que hace demasiada calor para ir andando. Los preciosos Abejarucos Comunes, Abubillas, Cogujadas Comunes y Montesinas, Alondras Comunes, Mitos, Tórtolas Turcas (por desgracia), Rabilargos... nos amenizan el camino. A medida que avanzamos los Buitres Leonados eran más abundantes, éstos nidifican en la peña de Peñaladrones. Paramos en la base del imponente paredón compuesto por rocas cuarcito-caliza y montamos el telescopio. Aquí hay Águila-azor Perdicera, Alimoche Común, Águila Real... ¡solamente vimos Buitres Leonados y Palomas Bravías! Es lo que tiene ir a los sitios con prisas. Pero bueno, yo disfruté bastante con los vuelos de Buitres Leonados inmaduros y viendo entre las encinas a lo lejos un Ciervo Rojo que no se dio cuenta que estábamos por allí.
A la vuelta, en una charca preparada para que el ganado beba donde había un Ánade Azulón macho ponemos de nuevo los telescopios esperando ver a algunos pajarillos bebiendo. Vemos Jilgueros, Gorriones Comunes y Morunos, Cogujadas Montesinas... para nuestra sorpresa también había algunos Chorlitejos Chicos y Andarríos Chicos.
Salimos pronto y nos vamos a Córdoba (estamos a 70 km.). Allí disfrutamos de sus preciosas calles, el río Guadalquivir, la mezquita... Aunque yo no quería mi padre, que es el que siempre o casi siempre me acompaña, se empeñó que me tenía que hacer una foto con el amigo:
Salimos pronto y nos vamos a Córdoba (estamos a 70 km.). Allí disfrutamos de sus preciosas calles, el río Guadalquivir, la mezquita... Aunque yo no quería mi padre, que es el que siempre o casi siempre me acompaña, se empeñó que me tenía que hacer una foto con el amigo:
Nos quedamos hasta que anocheció viendo desde un puente en el mismo casco urbano un dormidero de Garcillas Bueyeras. Al ratillo una impresionante nube de Estorninos Negros se quisieron unir al espectáculo con sus típicas e increíbles formaciones que hicieron las delicias de los que estaban paseando por allí.
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